jueves, 21 de enero de 2016

Viajes

Cuando me siento angustiada, se nubla mi vista y emprendo un viaje. Desearía que sólo fuera de ida pero no, y nunca me hace sentir mejor, de hecho me hundo aún más de lo previsto.
Debo confesar que soy víctima de una  adicción, es mi escape, mi visita a la tierra prometida cada vez que siento que las cosas no podrían estar peor, mi permitido en medio de tanta miseria... Lo que ocurre un noventa por ciento de mi tiempo en este planeta.  Bueno, en fin, sufro el síndrome de Peter Pan y soy adicta al pasado... Simplemente cuando mi pecho comienza a oprimirse y mis ojos se inundan, con frecuencia saco un boleto y viajo hacia cada momento en el que me sentí segura, a salvo, mientras trato de mantenerme en una pieza sin que la amargura me desgarre. Lamentablemente son lapsus temporales, y aunque deseo permanecer ahí, la realidad me arrastra de vuelta y hace lo quiere conmigo por otro rato más. 
Es difícil seguirme el paso y se debe, claramente, a que nunca estoy ahí. Te miro y sólo atravieso tu cabeza, estoy mirando más allá. Buscando una salida de emergencia que me indique el camino de regreso. Y no, después de algunos años, uno asume que no existe dicha escapatoria y hay que cargar con la angustia de no poder volver a casa...

domingo, 15 de noviembre de 2015

Sólo es dolor, sólo es muerte.


  En momentos así veo a la muerte desfilar frente a mí en el paraíso en el cual anhelo estar. Me pide que la siga en un viaje de ida, tan cerca, casi palpable en esta Soledad. Cierro los ojos y mis pies son los que por instinto se apresuran hacia la imponente oscuridad, miro por última vez al presente, me despido de todo y sólo me dejo llevar.
  Siento el deseo incontenible de acabar con todo a mi paso, pero mi alma quebrantada se ha hecho títere de la autodestrucción, de modo que ya no tengo fuerzas para liberar tanto dolor.
  Me odio cada día un poco más, quedé atrapada en los 'debo', di muerte y enterré mis deseos, y sólo logré detonar mi cabeza y exprimir mi corazón. Viaje incontables veces al pasado, reviví fantasmas y los alojé dentro de mí... sentí los cortes, cerré los ojos y me perdí. 
 A centímetros del abismo no existe nada más tentador que dar un paso más, en mi mente repaso cada expresión de dolor al herirlos y me dispongo a saltar. Siempre los dañé para hacerme daño, soy la viva imagen del dolor, aquel que se refleja en sus ojos, el mismo que merece cesar. Soy fuego y filo, miedo y angustia, pérdida y muerte, locura y resignación... Soy la cruel que intenta salvarlos, me aíslo porque no quiero que me vean morir hoy.

domingo, 23 de agosto de 2015

"No soy un cordero a matar con cianuro, soy un guerrero y todavía respiro"

Dale.
Levantate.
Peinate así.
Maquillate.
Ponete “linda”. (Auch)
¡No podes estar todo el día tirada!. ¿Qué te pasa?. ¡Todo te da igual! Es horrible verte tan desganada. Tenes “todo” para estar bien, y siempre te vemos triste. No tenes motivos para sentirte así. Pareciera que te gusta sentirte mal. […]Nosotros te queremos ayudar y nos tratas mal. ¡No se puede decirte nada!. No aceptas críticas ni reconoces tus propios errores. Sos así con todos. ¡Sos tan injusta!. […]Es una lástima que dejes esa materia, cursaste todo el cuatrimestre como para que te rindas ahora. Dale estírate un poco más. […] ¡Dale! ¡Anda a buscar un trabajo! No podes seguir así. Con lo difícil que está conseguir trabajo, ¿cómo no vas a hacer lo que espero?. ¿Lo conseguiste cómo quería? Excelente, anda aunque te mueras de cansancio. No, no, no, no nos importa que no quieras. Acá si sos diferente te señalamos. […]Quiero hablar con vos. No podes estar todo el día sin comer, te estás cayendo otra vez. ¿Te queres morir?. Decime qué te pasa, ¿no confías más en mí?.

¿Me podes decir que le pasa? Yo ya no sé qué hacer. Estoy muy decepcionada de ella. Dale, anda a transmitirle todo lo que te digo. Paranoiquemosla, total no le importa nada. ¡Quiero su atención!. ¡Saturemosla!. Quiero que haga todo lo que queramos. ¡Invadamosla!. Interfiramos en sus decisiones. Dale, copate y ayudame a exprimirla. ¡Quiero que sepa cómo me siento!. ¡Que se sienta culpable!. ¿Cómo que se rebela? No, no y no. Si no se porta como esperamos está actuando mal. […] Tiene que rendir en la Universidad, que venga a decirme en la cara que quiere dejar esa materia, mira que cualquier cosa yo no sé nada eh, que me lo diga ella. Que vea el daño que me causa haciendo eso, que le pese su desición, o mejor, que se arrepienta y termine haciendo lo que espero.[…]¿Cómo que no va a volver a ese lugar? Yo en su lugar hubiera asistido hasta fin de mes… Tiene que ser fuerte, no está lista para la vida. Es mi culpa que ella sea tan inútil. No, no, no… no es aceptable su comportamiento. No es lo que yo hubiera hecho.[…] ¿Vos sabes qué piensa hacer con el proyecto del cual yo la obligué a hacerme parte? ¿Cómo que no se está ocupando? No, no me importa que sólo le quede un día libre a la semana. Que cumpla. Que cumpla con t o d o.
[…]Siempre estás con esa cara. Tenes una mala onda cuando te despertas… ¡Estás todo el tiempo de malhumor flaca!. En vez de ser agradecida por todo lo que tenes, nos desvivimos por vos, si te pasa algo somos los primeros en salir corriendo, “todo” te damos…

¿ S i e m p r e  v a s  a  s e r  a s í ?

  Bueno. ¿No será un poco mucho?. Me siento en el mundo de la contradicción cuando se preguntan, por ejemplo, por qué soy autoexigente, insegura o tan temerosa al fracaso… Cómo no esperar que tenga una baja estima de mi misma, o acto consecuente, que no tenga conductas autodestructivas.
  Soy fría, claro que lo soy, si me encierro sin tener motivos. Está a la vista que no los tengo, ¿no?. Qué necesidad tendría yo de aislarme, soñar con ser libre. Si después de todo lo soy, ¿no?, claro que sí, se nota…
  Hablando enserio, ¿cómo no voy a estar tirada? Tanta presión me asfixia hasta el desmayo, y puedo asegurar que así cualquiera se siente desganado. Vivo la contradicción todos los días cuando la genuina preocupación se corrompe con los deseos egoístas. Una combinación tan enferma como desgastadora. Parece que hoy soy una rebelde, será que ayer era una dócil infeliz. Si siempre cumpliste las expectativas de todos y un día te cansaste pasas a ser una egoísta en un microsegundo.
  Me cansé de prestar atención, de comportarme en función de la perspectiva ajena. No quiero convertirme en un ente para que vivan a través de mí, o ser ese algo ideal que encaje perfecto en los planes de otra persona. Reiniciada y configurada a la perfección. No. Quiero ser yo sin ser juzgada, hacer y deshacer como me plazca. Encajar con mis “virtudes” y “defectos” sin que tengan que recortarme el alma para encastrar con otra pieza en el rompecabezas de la vida.
  Pero bueno, ¿cansada de qué? - ¿triste por qué?. Una mezcla de nada y todo a la vez, tan relativo acorde al ojo que me puede ver o al que sólo me juzga. Las respuestas a esas preguntas, osea los motivos, son invisibles o están demasiado a la vista. No niego que tenga serios problemas de insatisfacción, pero  no por eso su perspectiva es el perfecto retrato de la realidad.
  Cuando era chica, en la liviandad de una vida sin presiones disfrutaba los veranos jugando en la pileta. Solía jugar con una pelota playera llena de aire, todo comprimido dentro, la hundía aplicando mucha fuerza sobre la misma hasta el fondo de la pileta. De pronto, a raíz de tanta presión la pelota se escapaba del dominio de mis manos y con gran impulso salía a la superficie, e inclusive caía por fuera de la pileta y se estrellaba contra el piso en reiteradas oportunidades...
  Evitemos la moraleja obvia, y entendamos que hay cosas que se pueden evitar a tiempo.

viernes, 14 de agosto de 2015

"No podría decirte por qué ella se sentía así. Ella se sentía así todos los días. Y yo no podía ayudarla, yo sólo la observaba cometer los mismo errores una y otra vez..."





lunes, 29 de junio de 2015

Un poco de nada que ver con todo


  Escapar siempre me resultó una idea maravillosa, te dejo mis demonios para que los cuides un rato y tal vez así entiendas por qué sólo quiero dormir... Ese momento en el que se apagan las luces, puedo sentir la oscuridad caer sobre mí cual plomo y de un golpe seco abrir un poco más la grieta de mi pecho. Se desprenden más recuerdos de la herida, caigo adormecida y dejo de sentir.
  Me dejé ir, me abandoné, cuando lo extraordinario se hizo cotidiano y la  rutina agujereó mi mente, me tiré del abismo más alto y no quise volver. No me culpes por querer desaparecer, te invito a caminar en mis zapatos y después decime si te place acompañarme a nunca jamás.
  Atravesé tantos inviernos que la intensidad del frío me quemó la piel, en la intemperie me abrigué de oscuridad, que se metió hasta en mi sangre e inundó mi corazón. No me juzgues, aún puedo sentir mucho amor, excepto el propio, ese lo perdí en alguna apuesta, me lo robaron o quizás nunca lo tuve. Sera por eso que poseo la capacidad de ser irrompible, puedo hacerme añicos incontables veces contra la misma pared o caminar descalza sobre los clavos oxidados de siempre, que después de unos días la sangre cesa y lo vuelvo a intentar.
  En un estado absoluto de inercia y resignación, necesito cerrar lo ojos, verte, verme y verlos a todos... escuchar tu voz a lo lejos para permanecer despierta e imaginar que me dejaste acá por algo que se me olvidó o aún no lo sé. Quizás sólo por ello decido abrir los ojos después de autoflagelarme el alma, levantarme al día siguiente y curar las heridas que dejó el insomnio. Sólo por vos y por ella me atrevo a pretender una diferencia, una variante en este circulo vicioso. Y aunque mis deseos aún no encastren con mi realidad, no puedo hacer otra cosa que seguir acá... De otra forma ella me extrañaría al despertar, y vos te decepcionarías de mí.



domingo, 31 de mayo de 2015

A mi espejo.

  Pienso demasiado, me pesa tu mirada, tus expectativas, el nivel que crees que tengo para dibujar las palabras más lindas y que, encima, transcriban fielmente lo que quiero decir.
  Y no, lamento decepcionarte, no tengo las palabras más lindas para darte, ni la suficiente grandeza para cumplir con tu plan perfecto. 
  La verdad es que me encuentro en una nebulosa de ideas, en la cual una epifanía me despertó. Un nudo me oprime la garganta para que nada salga de ahí, mientras que mis dedos, ávidos en la desesperanza, se mueven titubeantes sobre el teclado para oxigenar el dolor en mi alma.
  He aquí la conclusión, pienso en vos antes de escribir, la idea que va a desarrollar tu mente de mí al leerme y en pos de eso escribo. Pero esto no termina acá, pienso en vos incluso antes de actuar, en cómo me vas a defenestrar en palabras acorde a lo que voy a hacer. Por si no quedó claro, pienso siempre en vos. 
  Con esta formula vivo (¿vivo?), camino mirando hacia atrás, cuidándome la espalda, deseosa de que el azar del futuro no me haga trastabillar por ignorarlo. Sí, realmente sos un fastidio, me absorbes la energía, la voluntad de abrir los ojos un día más y fingir que hago lo que debo, lo que esperas de mí.
  Mi mente nuevamente se bloquea al pensar en el impacto de estas palabras, me siento temerosa de generar una idea errónea y veo mis deseos suicidarse, una y otra vez, al estrellarse contra esos grandes muros que construiste a mi alrededor. De esta forma pierdo la capacidad de luchar por lo que quiero y me transformo en un ente gris, desaparezco en cada suspiro y pierdo el punto de partida. Resignada a transitar 21 veces por el mismo laberinto, ya no puedo escapar...
 






Lamento decepcionar...me.


viernes, 25 de octubre de 2013

Broken.

  ¿Qué tan pesado puede ser el mundo que cargas en los hombros?. Vivo en una realidad que me consume un poco todos los días, y es por eso que prefiero ignorarla.  Y las lágrimas caen, y no tienen un por qué, porque nada merece la pena para significar una lágrima. Sin embargo las dejo caer, una tras otra, hasta que mis ojos se cansan, mi alma se adormece, y un recuerdo me anestesia.
  Esa es la función del pasado, te entumece, te confunde con lo que ya fue para que hoy no seas nada. Y eso es lo que soy, nada. Una mente cansada, un corazón torturado y un cuerpo que desaparece. Nada prometedor, sólo un final anunciado. 
  Y no espero importarle a alguien, ni que de un arrebato me rescaten, porque todo lo que toco lo destruyo y nadie merece esa miseria. O quizás yo me sienta desdichada, pero francamente no tengo nada que ofrecer. 
  Soy ese vacío donde saltan los suicidas, me llaman desafío, pero se niegan a ver que tarde o temprano se van a hacer añicos contra el suelo. 
  Estoy tan aturdida que sólo despierto por inercia; no reparo en miradas, ni sonrisas, porque ningún rostro es el quiero ver. No es una historia de resurrección, sino un duelo que no cesa, de esos días que no vuelven, donde las promesas sólo eran cuentos a la hora de la siesta.
  Ahora estoy más sola que nunca, presa de un dolor que nadie es conciente o no logra comprender. En un invierno eterno, aún respirando el último adiós de hace unos meses. Y nada me complacería más que caer inconsciente, sólo por sentirme en paz, una vez. Para no llorar a nadie por matarlo en mi cabeza, para no extrañar a nadie más en medio de tantas ausencias, para no castigarme así porque no pudo ser.
  Sera por eso que ya no espero, que ya no busco, que ya no quiero. Porque me duele, me decepciona y me consume. Porque yo elijo, yo decido, yo intento hacer lo mejor y abstraerme. Porque ya causé bastante daño como para que alguien crea en mí. Y sí, me duele que me olviden, que me superen, que ya no signifique nada, pero nobleza obliga. No puedo creer en nadie, si no creo en mí primero. No puedo querer a nadie, si antes no me quiero.