viernes, 25 de octubre de 2013

Broken.

  ¿Qué tan pesado puede ser el mundo que cargas en los hombros?. Vivo en una realidad que me consume un poco todos los días, y es por eso que prefiero ignorarla.  Y las lágrimas caen, y no tienen un por qué, porque nada merece la pena para significar una lágrima. Sin embargo las dejo caer, una tras otra, hasta que mis ojos se cansan, mi alma se adormece, y un recuerdo me anestesia.
  Esa es la función del pasado, te entumece, te confunde con lo que ya fue para que hoy no seas nada. Y eso es lo que soy, nada. Una mente cansada, un corazón torturado y un cuerpo que desaparece. Nada prometedor, sólo un final anunciado. 
  Y no espero importarle a alguien, ni que de un arrebato me rescaten, porque todo lo que toco lo destruyo y nadie merece esa miseria. O quizás yo me sienta desdichada, pero francamente no tengo nada que ofrecer. 
  Soy ese vacío donde saltan los suicidas, me llaman desafío, pero se niegan a ver que tarde o temprano se van a hacer añicos contra el suelo. 
  Estoy tan aturdida que sólo despierto por inercia; no reparo en miradas, ni sonrisas, porque ningún rostro es el quiero ver. No es una historia de resurrección, sino un duelo que no cesa, de esos días que no vuelven, donde las promesas sólo eran cuentos a la hora de la siesta.
  Ahora estoy más sola que nunca, presa de un dolor que nadie es conciente o no logra comprender. En un invierno eterno, aún respirando el último adiós de hace unos meses. Y nada me complacería más que caer inconsciente, sólo por sentirme en paz, una vez. Para no llorar a nadie por matarlo en mi cabeza, para no extrañar a nadie más en medio de tantas ausencias, para no castigarme así porque no pudo ser.
  Sera por eso que ya no espero, que ya no busco, que ya no quiero. Porque me duele, me decepciona y me consume. Porque yo elijo, yo decido, yo intento hacer lo mejor y abstraerme. Porque ya causé bastante daño como para que alguien crea en mí. Y sí, me duele que me olviden, que me superen, que ya no signifique nada, pero nobleza obliga. No puedo creer en nadie, si no creo en mí primero. No puedo querer a nadie, si antes no me quiero.
 
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario