Es un odio
repentino que me corre por las venas y me acelera el corazón.
Desesperación
que me corta la respiración y me encierra en soledad.
Decepción que me electriza y me hace enojar, no puedo
evitar castigarlos, es mi naturaleza. ¿Si no tengo clemencia conmigo misma, por qué tenerla con los demás?.
Estoy
sometida en el caos más enfermo y sólo aspiro a salir derribando paredes, lo
siento si te caen encima, son las mismas que levantaste sobre mí.
Necesito tirar
abajo esa puerta y no volver nunca más. Olvidar los lamentos y saber que puedo
hacerlo por mí misma.
¿Por qué no
confiaste en mí?, te deteste por eso.
¿Por qué tuviste
que morir? Me partió a la mitad.
¿Por qué me pasaron
por encima? No los puedo perdonar.
¿Por qué me
fallaste? No soy digna de ser un ejemplo, pero no puedo evitar torturarte.
Cada día que
pasa es una ficha más perdida en una estúpida apuesta. Una razón más por la
cual estar siempre alerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario