Quiero soltarte, quiero dejarte ir, pero la vida pone tu recuerdo ante mí y no puedo evitar
chocar contra él constantemente.
Quiero poder recordarte tal cual eras u olvidarte del todo. La memoria de una niña de siete años es frágil, y es difícil mantenerte vivo en pequeños retasos.
Cuando me sentía inquieta y solitaria, solía despertarte con una sonrisa y una gran pila de cuentos. Hoy me siento más solitaria que nunca, pero no iré a intentar despertarte porque sé que no lo harás.
Trece años pasaron y yo sigo aferrada a tu recuerdo, me niego a soltarte la mano, muero en cada intento.
Quisiera saber cómo se sentiría que me sobre protegieras... ¿Me dejarías tener novio y vestirme como quiera?. ¿Pelearíamos todo el tiempo a causa de tu constante presencia?. Aún así pagaría feliz ese precio por seguir siendo
tu princesa.
Cuando siento que todo se va de mis manos tendría una segunda casa donde ir y un abrazo que me haga olvidar lo angustiada que estoy. Sabes, es difícil decir que estoy bien, y que todo es perfecto cuando en realidad no estás acá.
Si bien no puedo vivir de fantasmas, tampoco sé como hacerlo sin ellos. Si olvido lo que era cuando estabas conmigo estaría olvidando gran parte de mí y
lo feliz que alguna vez fui.
Lo más triste es que me encantaría que leyeras esto y supieras
cuanto te extraño, cuanto me haces falta y lo que daría porque hoy me des tus consejos, pero es todo tan incierto que me siento dedicándole palabras al viento...
Ese día algo murió en mí y se fue con vos, ese día el eje de mi corazón se partió y hoy me cuesta sentir, pero no voy a dejar de extrañarte, no pienso olvidarte y espero algún día poder recordarte feliz sin tener que llorarte.